Dice el refrán que a nadie le amarga un dulce, pero cuando llega la Navidad solemos excedernos con ellos y si no protegemos nuestros dientes podemos llevarnos una sorpresa negativa en forma de caries. De hecho, según datos oficiales, esta patología aumenta su incidencia hasta casi el doble de lo habitual en los meses de enero y febrero. Y si la caries no es tratada puede provocar problemas adicionales como infecciones o pérdida de piezas dentales.
En Clínica Dental Cecilia Jiménez siempre decimos que el mejor tratamiento es la prevención y por eso hoy vamos a ofrecerte unas recomendaciones para que tus dientes no sufran más de lo debido en estas fechas. Lo primero que debes tener claro es que el azúcar es el enemigo número de uno de la salud bucodental. Ingerirla es inevitable y tampoco se trata de demonizar todo lo que contenga azúcar, pero sí debemos tener claro cuáles son los alimentos más perjudiciales para no abusar de ellos.
Si hablamos de turrones, los blandos contienen más azúcar que los duros, si bien estos últimos (al igual que sucede con algunos mariscos) pueden provocar fracturas y poner en peligro los empastes y los trabajos de ortodoncias. Ya sabes: olvídate de usar tus dientes como si fuesen herramientas. Si nos gusta el chocolate en todas sus modalidades, mejor optar por el negro con un alto índice de cacao porque tiene propiedades antioxidantes y cardioprotectoras. En cuanto a las golosinas, todas se llevan mal con nuestros dientes pero las pegajosas son las peores. Mención especial merecen las peladillas y garrapiñadas, pues al morderlas se adhieren a los dientes y resulta difícil eliminar los restos incluso con el cepillado.
Y ahora es el turno de referirnos a las bebidas. Las azucaradas que tan bien conocemos son sin duda las más dañinas, aunque no debemos subestimar a las que contienen alcohol. Sin ir más lejos, el champán y el vino blanco son agresivos para el esmalte y se deben beber con moderación. Tres cuartos de lo mismo sucede con el café, que se vuelve más perjudicial cuanto más azúcar le añadamos.
Una vez enumerados los peligros, es hora de recordarte una vez más la importancia de cepillarse los dientes después de cada comida, especialmente cuando alguna de ellas ha incluido los alimentos anteriormente nombrados. Así evitarás la aparición de caries, sensibilidad dental e incluso manchas por decoloración. Tampoco dejes de limpiarte la lengua y de usar la seda dental y el enjuague bucal, que son buenos complementos para el cepillado pero nunca sustitutos. Y si aún te falta por comprar algún regalo de Navidad, piensa que un producto o servicio dental hará que esa persona que tanto quieres sonría más y mejor.